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Foto del escritorPedro Martinez

El tiempo…¿qué es eso?

Dentro de una corriente de pensamiento clásico, se solía decir que hay algunas representaciones del tiempo que resumen la percepción de ese fenómeno que experimentamos al “pasar la vida”. Hay veces en las que se busca tener un control total de las variables en la vida, y parece que se busca una logística cronológica para cualquier dominio personal, resultando lógicamente en una serie de complicaciones. Hay otras veces que uno simplemente espera a que las cosas sucedan, cuando se tengan que manifestar y de la forma en la que la vida lo decida (por decir algo), una postura que, por cierto, no es muy popular en la frenética y moderna forma de vida que hemos articulado como sociedad. En un plano más elevado, está la postura atemporal que no espera a ese momento preciso ni a que llegue ni a que suceda, respectivamente, sino que fluye con la vida, transita y disfruta cualquier momento.

Estas tres posturas pudieran ser totalmente opuestas, si uno se coloca radicalmente desde una perspectiva, pero no es así, sino todo lo contrario. Creo. Lo que quiero decir es de que no se trata de tener control total del tiempo (si es que se puede lograr eso), ni de esperar a que provincialmente suceda algo, o de tratar de fluir siempre en todo preciso momento. Creo que biológicamente estamos impedidos a comulgar 100% con cualquiera de las tres posturas.

Si vives en una total obsesión por “controlar el tiempo”, que no es otra cosa mas que acomodar una serie de actividades, esperando tener un resultado medido esperado, sacrificas una serie de dominios personales, como la salud por ejemplo, en el caso del estrés o el burnout por decir algo, ya que llevar ese “control” de la vida, es una tarea titánica…literal…de hecho Cronos, Kairos y Aion son las representaciones griegas de estas posturas, y son los dioses titanes.

Como se representan estos tres pliegues del tiempo es lo que resulta interesante, puesto que uno le puede conferir mucho sentido a cada cual según su mirada de vida en el instante en el que se analiza; algo así como un experimento cuántico. De dios cielo y la diosa tierra, no se permitía nada de vida, hasta que se dió la génesis y Cronos, los separa y se da lugar al orden cósmico, en donde comienzan a aparecer todas las cosas y seres vivos (entre ellos nosotros), pero que con tal de mantener el reinado del titán, este devoraba toda creación. Metafóricamente se refiere al hecho de que todos somos dominados por el tiempo, todo tiene un inicio y un fin. Cronos, como ser infinito da muerte a todo lo finito.

En la otra cara, está Aion un dios que no fue creado y que no nació, siempre ha estado ahí y va a seguir estando aún después del tiempo, no necesita devorar nada para ser infinito, el simplemente da y es el dios de lo que no nace, ni muere, de lo perfecto y cíclico. Porque aunque cronos provoque la muerte de algo o alguien, Aion hace que se repita y perdure. Se pudiera recumir en que el tiempo en Aion es el tiempo pleno de la vida sin muerte. Por ejemplo, cuando estoy con mi hijo que ahorita tiene 5 años, nos tiramos al suelo a jugar y 5 minutos pueden pasar como si fueran 3 horas, o viceversa y no importa lo que estemos haciendo, como me sienta por el día de trabajo o las actividades propias de la vida, simplemente se disfruta, y ahí, desaparece cronos.

Y luego está el hijo de Zeus (el que destronó a Cronos y heredó el control sobre el orden cósmico) y Tijé (diosa de la fortuna y la oportunidad), personificando esa oportunidad que nos da el tiempo, ese pedazo de gloria que llega una vez en la vida, ese breve instante que tienes que estar listo y aprovecharlo o atraparlo, de lo contrario se escapa y no hay forma de alcanzarlo. Representa la belleza oportuna, puesto que para los griegos, la oportunidad es el único artífice de la belleza. Si analizamos bien esto, cuantas veces no se ha visto que cierta persona deja pasar una oportunidad por que no estaba lista, y después de ello dedica su vida entera a tratar de alcanzarla, sin éxito y solo bajo la ilusión de progreso. Cada quien resuene como guste aquí.

Tenemos entonces dos absolutos, en un plano referencial tan elevado que solo podemos pretender alcanzar. Hay teorías que dicen que todo en la vida es dicotómico, hay o no hay, es o no es; sin embargo nuestro nivel de conciencia y capacidad de manejo del plano terrenal, no nos da para simplificar a tal nivel, y esto al mismo tiempo nos genera una serie de matices, niveles, texturas y escalas que nos dominan al momento de percibir un fenómeno. ¿Es eso malo? No tengo idea, pero estamos diseñados biológicamente para que configuremos todo en función de esas escalas y matices. Luego entonces, el entrar 100% en un orden cronológico, o un orden aionológico, nos resulta, de entrada, una definición que no podemos comprender como tal, y en segundo lugar es inalcanzable.

Estos planos absolutos nos dan un espectro referencial de nuestra percepción del tiempo, con un intercesor: Kairos. Esta esperanza de grandeza momentánea para la que nos podemos preparar media vida o toda la vida, y tomarla de frente y de lleno, o podemos verla pasar y solo apreciarla de lejos para siempre. El resultado a fin de cuentas dictará tu transcurrir en el tiempo, y puedes dejarte dominar por la frivolidad cronológica, que también incluye el orden, los procesos, la lógica y todos estos frutos genéticos de Cronos, o también puedes dejarte dominar por el hedonismo aionológico, y darte la vida en un disfrute total, aunque no te lleven a ningún lugar ni a un estado de crecimiento, si es que eso es lo que buscas.

Así que ya sabes, si quieres dominar el tiempo, primero tienes que decidir que parte del mismo es la que quieres dominar, y avocarte a realizar una tarea “titánica” para triunfar. No te recomiendo que quieras dominar sus tres pliegues, ya que fueron necesarios tres dioses titánicos para hacerlo, y hasta donde sabemos, tienen un poco mas de recursos que los seres humanos. Pero si tu intención no es controlar o dominar el tiempo, puedes hacerte su aliado y hacer valer la oportunidad de magnificencia más significativa para el ser humano: “ser y estar”.

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